RESEÑA Y LOGOTIPO CELA


En este apartado se encuentra una reseña del Colegio de Estudios Latinoamericanos y DIEZ NOTAS SOBRE LA CARRERA DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS.

Reseña del Colegio de Estudios Latinoamericanos

Por: Roberto Machuca Becerra


I. ORÍGEN Y SENTIDO DE LOS ESTUDIOS LATINOAMERICANOS

a) En perspectiva general

“POR MI RAZA HABLARÁ EL ESPÍRITU”, dice el escudo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En esa frase que rodea al mapa de Latinoamérica, ideada por José Vasconcelos a principios de los años veinte del siglo XX, encontramos gran parte del origen y sentido del Colegio de Estudios Latinoamericanos de La Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. En efecto, al considerar el origen de este Colegio, no es posible omitir el sentido hispanoamericanista de uno de los fundadores de nuestra Universidad Nacional contemporánea, como tampoco el desarrollo de una conciencia de sí de América Latina.
     Esta última, por una parte, hay que entenderla en el contexto de la dominación a que fue, y es, sometida esta región del mundo. En este sentido, se puede decir que América Latina fue objeto de la atención de intereses diversos que van de los científicos a los económicos, intereses, por lo demás, que se han manifestado en acciones con dimensiones rapaces o solidarias. Más allá de los matices y los extremos condenables es históricamente evidente que, la mayor parte de las veces, la región fue vista como objeto de extracción y estudio inerte y sin voz. El desconocimiento que en el pasado los latinoamericanos tenían de las potencialidades y limitaciones nacionales y regionales, amparado en la alienación evidente, en la burda imitación de actitudes, modelos políticos, formas de vida, y en un insularismo obligado por las potencias dominantes, contribuyó al silencio de la cultura latinoamericana que se gestaba y de las culturas autóctonas que fueron dominadas desde el siglo XVI.
     Precisamente por esto, el estudio de América Latina realizado por los mismos latinoamericanos, no se ha desarrollado de manera importante, y lo hecho no siempre ha sido tan adecuado, constante y profundo como debiera ser. En unos casos, bajo aquel influjo, la historia, la cultura y las ideas latinoamericanas no pasaban de un nivel nacional y, como apéndice incuestionable de la historia y cultura occidental, adquirían carácter menor o de folcklor. En otros casos, en la historia de los estudios sobre América Latina desde América Latina, intelectuales de diversos países de Centro, Sudamérica y el Caribe, como islas permanecían separados y paradójicamente muy cercanos: procesos históricos análogos, lenguas similares, problemas comunes enlazaban sus estudios.
     Ahí, en este medio y después de muchos años y cuantiosas luchas, que obligaban a definiciones de identidad y diferencia en primera instancia con las metrópolis tradicionales (España – Portugal) y luego con las nuevas potencias emergentes (Inglaterra – Estados Unidos), esta cultura latinoamericana subsumida, o mejor dicho esta multiplicidad de culturas, ha ido emergiendo por su propia fuerza social, moral e intelectual. Esa cultura diversa ha sido percibida, analizada y reflejada a través de liderazgos políticos y/o culturales de diversa índole. Los indudablemente loables esfuerzos individuales, en muchos sentidos arrojaron resultados valiosos, pero iniciales, parciales. Como aquellos grandes pensadores- hacedores que en los iniciales y duros años del siglo XIX, en que se formaron nuestras naciones, entendieron el sentido nacional y latinoamericano como parte de un mismo proceso de independencia, como otros pensadores- hacedores que en las décadas iniciales del siglo XX percibían la unidad latinoamericana como factor defensivo frente a los expansionismos imperialistas, como todos estos y en su personal dimensión, Vasconcelos reconoció, a principios de los años veinte del siglo XX, la necesidad de ampliar y profundizar el nivel de conciencia nacional, regional y latinoamericana.

b) Desde México y su Universidad Nacional

Asumiendo a México, y en general a Latinoamérica, como sujeto de su historia, como dueño de una historia y de un verbo, Vasconcelos sintetizó de alguna manera ese proceso de emergencia cultural. Actuando desde el ámbito educativo mexicano, contrastó esta conciencia con el beneplácito oligárquico y los imperialismos económicos, militares e ideológicos. A esas ideas les dio cobertura a través de una institución de educación superior como es la ahora Universidad Nacional Autónoma de México, al proponer como su lema el anotado.
     Sin embargo esto no se tradujo inmediata, amplia y orgánicamente en una instrumentación de proyectos, planes o programas académicos que tomaran a Latinoamérica como referente necesario o como objeto de estudio.

c) Desde la Facultad de Filosofía y Letras

En México la construcción de puentes institucionales que superarán esa doble insularidad nacional y latinoamericana entre intelectuales y contribuyera a proponer elementos para una toma de conciencia de su latinoamericanidad, se empezó a realizar a mediados del siglo XX, en el marco de un más amplio proceso de descolonización, bajo el impulso de gentes como Leopoldo Zea y Pablo González Casanova, entre otros.
     Por los que respecta a los estudios latinoamericanos en la Facultad de Filosofía y Letras y más allá de la parte personal, resulta importante en la historia del CELA, el siguiente testimonio que el Dr. Zea hace en 1977:

“El Centro (de Estudios Latinoamericanos -dice-) es
una vieja idea que surgió en 1945, cuando me fui en un
viaje por toda América Latina para escribir un libro
que hoy lleva el título de El Pensamiento
Latinoamericano. En esa ocasión tuve la oportunidad
de conocer a varios pensadores y filósofos con
las mismas inquietudes: Francisco Miró
Quesada, José Luis Romero, Cruz Costa, Arturo Ardao y
otros, con los cuales se formó una especie de equipo de
trabajo en esos temas, que dura hasta la fecha. A mi
regreso, en 1946, pedí al entonces director de la
Facultad, Samuel Ramos, me permitiese crear un
Seminario de Historia de las ideas en América Latina,
lo que aceptó con mucho gusto. En 1947 al Dr. Silvio
Zavala, de la Comisión de Historia del Instituto
Panamericano de Geografía e Historia, la creación de
un comité de Historia de las Ideas en América Latina,
que me permitiese coordinar las relaciones que yo había
encontrado en los países latinoamericanos y el
seminario que ya se ofrecía en la Facutad.”1

     Como se desprende de lo anterior, el estudio de América Latina por los latinoamericanos, encontraba al iniciar los años 50’s mayor solidez y se empezaba a construir un mecanismo institucional por el cuál entrarían los Estudios latinoamericanos, más allá de los esfuerzos y filias individuales, dentro del esquema académico de nuestra universidad. En este sentido, el Seminario de Historia de las Ideas en América Latina, que ya constituía parte de un esquema general que contemplaba a América Latina como su objeto de interés, resultó uno de los antecesores directos en la definición e incorporación institucional de los Estudios Latinoamericanos a la Facultad de Filosofía y Letras que por esas fechas se instalaba en Ciudad Universitaria. En los años subsiguientes, en América Latina corrieron vientos de cambio: el triunfo de la revolución en Bolivia y sobre todo más adelante la revolución cubana impactaron en la intelectualidad latinoamericana y mexicana. En efecto, el proceso revolucionario cubano iniciado a mediados de los años 50’s y que culmina su fase armada al finalizar esa década, catalizó el interés general por Latinoamérica desde fuera y desde Latinoamérica. Los estudiosos de la región, desde miradores que la geometría política calificaría de izquierdistas o derechistas, o que en otra terminología tomaron el mirador del centro o la periferia o el desarrollo y el subdesarrollo, necesitaron analizar el desarrollo del proceso histórico latinoamericano para hacer sus valoraciones sobre un momento político que polarizaba las posiciones y las acciones entre las posibilidades revolucionarias y las respuestas dictatoriales.
     En todo caso la percepción de las autoridades universitarias, sobre la importancia del estudio de Latinoamérica, fue propicia para el planteamiento del estudio profundo, y en el mejor de los sentidos orgánico de América Latina. Se trataba no ya de estudios aislados, parciales y/o coyunturales, sino de una propuesta de largo plazo e importancia mayor, en la que los estudios que se realizaran se ocuparían de América Latina como un todo integrado, con analogías y diferencias en sus procesos sociales y culturales concretos. Las posibilidades de concretar este proyecto tuvieron como factor determinante el hecho de que por esos años el Dr. Lepoldo Zea ocupó un puesto importante dentro de la administración universitaria.
En este sentido, señala Zea:

“Fue en 1966, y como director de la Facultad de
Filosofía y Letras que propuse primero al rector
Ignacio Chavez y luego al Rector Javier Barros Sierra,
la creación del Centro de Estudios Latinoamericanos
como una carrera completa. Tanto el uno como el otro
apoyaron esta propuesta, resultando así este centro
(de Estudios Latinoamericanos) que creado en 1966,
empezó a trabajar en 1967″2

     De esta manera, por lo menos en parte, la UNAM retomó su planteamiento rector latinoamericanista y lo incorporó formalmente a su esquema educativo general. Frente a los muchos centros de Estudios Latinoamericanos que existían y existen en Estados Unidos, Europa y Asia, frente a los muchos espacios académicos de formación de profesionales y especialistas en esos mismos lugares, la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, establecía el primer programa educativo integral latinoamericano sobre Latinoamérica. 
     En efecto, como apunta el Dr. Zea, dentro de América Latina “Es esta Universidad la única institución de altos estudios que imparte una carrera completa de Estudios Latinoamericanos: licenciatura, maestría doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras; estudios superiores en las facultades de Ciencias Políticas y Sociales y en diversas áreas de la Facultad de Economía.”Ahora esa especialidad ha empezado a difundirse, sobre todo en el nivel de posgrado, en otras instituciones de educación superior del país, por ejemplo en la Universidad Autónoma del Estado de México, donde existe una licenciatura en letras latinoamericanas y un posgrado en Estudios Latinoamericanos.
     Concebida como una unidad que desde el campo de las humanidades formará profesionales cuyo objetivo sería adquirir, ampliar y difundir el conocimiento de América Latina, desde una posición interdisciplinaria que combinara la historia, la literatura y la filosofía, y especialistas que a nivel maestría y doctorado investigaran y analizaran con profundidad y rigor superior la realidad y las posibilidades sociales y culturales de Latinoamérica, dentro de los campos disciplinarios mencionados, empezó a trabajar el Centro de Estudios Latinoamericanos con los recursos humanos existentes en las carreras de Historia, Literatura y Filosofía, principalmente, de la Facultad de Filosofía y Letras.
Dentro de una Facultad de Humanidades, caracterizada por su estructura disciplinaria, el Centro de Estudios Latinoamericanos, y posteriormente el colegio como tal… “surgió como una institución interdisciplinaria, coordinando con otras instituciones de la Universidad que trabajan sobre América Latina, como el CELA de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y los realizados en la Facultad de Economía. Los jóvenes que se inscribieron en esta nueva carrera lo hicieron por una preocupación distinta de la que anima a otros estudiantes de otras carreras.”4 No era, ni es la perspectiva inmediatista de tipo individual que solo busca el ascenso social, sino que supone una perspectiva estratégica vinculada al compromiso social y al amor por América Latina, dentro de un esquema educativo novedoso. Sin embargo la primera institucionalización de los estudios en licenciatura, no fue del todo orgánica y se estructuró más con una suma de voluntades, entusiasmos y posibilidades administrativas, que con un plan académico coherente y consistente.
No obstante, dentro del Planteamiento original resulta importante señalar las guías fundamentales, hoy más que vigentes: por un lado conjugaba la docencia y la vinculación en los tres niveles académicos, por otra estaba la certeza de la importancia de dar a los alumnos una orientación interdisciplinaria y finalmente considerar a la investigación inseparable de los otros aspectos. Sin embargo, la situación interna del país, los vaivenes administrativos de la Universidad y la misma Facultad, inciden en el replanteamiento del Centro, sus funciones y niveles de acción. Los cambios ocurridos durante la segunda mitad de la década de 1970 arrojaron resultados que habría que valorar cuidadosamente, pues si bien en algunos aspectos fueron positivos, en otros constituyeron un tropiezo innegable.

d) El Colegio de Estudios Latinoamericanos

Durante 1977, en un mismo movimiento se dividió el Centro de Estudios Latinoamericanos: por un lado se separaron la licenciatura del posgrado (maestría y doctorado), y por otro se separó igualmente el área de investigación de la docente. El desmembramiento administrativo, fue superado, por lo menos en parte, por otros mecanismos que mantuvieron el vínculo entre el posgrado, el CCyDEL – organismo que concentró el aspecto de la investigación y ejerció otras funciones de difusión y coordinación-, y la licenciatura. De hecho alumnos y egresados de licenciatura, algunos que realizaron estudios de posgrado en la misma Facultad -o en otras institución-, se incorporaron como becarios, profesores y/o investigadores en el posgrado, la licenciatura o como profesores investigadores en el CCyDEL, manteniendo y ampliando el vinculo. En todo caso la relación entre docencia, investigación y difusión de los Estudios Latinoamericanos, y en general de todo el conocimiento de la Universidad, están siendo reconsiderados como una unidad dinámica de fronteras flexibles.
     Los cambios en el Centro de Estudios Latinoamericanos se formalizaron en octubre de 1977. Fue “En la reunión del Consejo Técnico que tuvo lugar el 28 de octubre, (que) se anunció el nombramiento del Maestro Ignacio Díaz Ruiz, como primer coordinador del nuevo Colegio de Estudios Latinoamericanos. El Dr. Leopoldo Zea seguirá como director del Centro de Estudios Latinoamericanos y estará a cargo de laMaestría y el Doctorado.”5 Este es pues el nacimiento del Colegio de Estudios Latinoamericanos dentro del esquema colegial de la Facultad de Filosofía y Letras. El cambio administrativo, había sido precedido por un movimiento de revisión del plan de Estudios inicial, de tal manera que en este momento recién se implementaba, también, el nuevo plan de estudios, que incorporó nuevas materias, dividió algunas otras y modifico la estructura curricular.

II. PLAN DE ESTUDIOS

El Plan de Estudios inicial

El Plan de Estudios inicial se componía de 280 créditos e incorporaba asignaturas que, sin mayor planeamiento, convergían en el objeto de estudio. Así todo lo que tenía que ver con América Latina conformó ese plan de estudios.
     
III.EL PROFESORADO

La idea y el interés compartido del estudio de las distintas manifestaciones literarias, filosóficas, históricas de Latinoamérica manifestado por algunos profesores de la Facultad de Filosofía y Letras, los involucró desde el principio en el trabajo de impartir clases en Estudios Latinoamericanos.
     “En este trabajo colaboraron profesores que ya trabajaban en estas materias en la Facultad, y otros que ya habían participado en cursos sobre América Latina, como el Dr. Abelardo Villegas y la Mtra. Maria Elena Rodríguez de Magis, así como otros profesores que daban materias de literatura latinoamericana, como Carlos Solórzano, Carlos Mágis, Ernesto Mejía Sánchez, o materias sobre historia latinoamericana. Poco a poco se fue cubriendo el curriculum de la carrera, aumentando su profesorado.”6
     Entre los profesores que impartían algunas asignaturas en 1975 cabe recordar a Ana María García (Geografía Física Económica y Humana de América Latina), Guadalupe Muriel (Historia de Latinoamérica Colonial), Lucia Sala de Tourón (Historia de Latinoamérica en el siglo XIX), Ma. Elena Rodríguez (Historia de Latinoamérica en el siglo XX), Ma. Teresa Gutiérrez, Mario Contreras (Materialismo Histórico), Gabriel Vargas (Introducción a la Filosofía) Francoise Perus (Literatura y Sociedad), Enrique Suárez Gaona.7 El profesorado en 1977 fue el siguiente:

  • “EMERITO: Leopoldo Zea Aguilar.
  • TITULARES TIEMPO COMPLETO: Mario Miranda Pacheco, Ma. Elena Rodríguez de Magis, Abelardo Villegas M.
  • ASOCIADOS TIEMPO COMPLETO:Mario Contreras, Ignacio Díaz Ruiz, Norma de los Ríos.
  • MEDIO TIEMPO: France R. Chasen, F. Augusto García García, José Antonio Matesanz, Enrique Suárez Gaona.
  • DEFINITIVO DE ASIGNATURA: Germán Dehesa, Marco Antonio Díaz Ruiz, Manuel González Galván, Edgar Llinás, Carlos Magis Oton, Xavier Noguez, Aurora Ocampo, Francoise Perus, Ma. Esther Schumacher, Ignacio Sosa, Margarita Vera.
     En el Centro imparten cursos los siguientes profesores de diferentes colegios de la Facultad: Raúl Avila Sánchez, José Luis Balcarcel, Huberto Batiz, Carlos Bosch García, Felipe Campuzano, Rosa Carreón, Susy Castor, Manuel Cazadero, Irma Contreras, Manuel Fernández de Velasco, Roberto Gallegos, Alfonso García Ruiz, Margo Glanz, Tarcicio García Díaz, Mauricio González de la Garza, José Gurría Lacroix, Rosa Krause, Jaime Labastida, Ernesto Lemoine, Miguel León Portilla, Alfredo López Austin, Carlos Margain, Ernesto Mejía Sánchez, Beatriz Molina, Cesáreo Morales, Rafael Moreno, José Moreno de Alba, Roberto Moreno de los Arcos, Alejandra Moreno Toscano, Angela Moyano, Guadalupe Muriel, Paciencia Ontañón Sánchez, Juan A. Ortega y Medina, José Palafox, Ignacio Palencia, Margarita Peña, Carlos Pereyra, Gerard Pierre Charles, Beatriz Ramírez Aguirre, Eugenia Revueltas, Ignacio del Río, Ma. del Carmen Rovira, Ignacio Rubio Mañe, Beatriz Ruiz Gaitán, Alberto Ruz, Joaquín Sánchez MacGregor, Andrea Sánchez Quintanar, Adolfo Sánchez Vázquez, Ernesto Schettino, José Servín, Carlos Solórzano, Héctor Valdés, Gabriel Vargas, Eugenia Wallerstein.”8
     En la paulatina cobertura académica hay que considerar la participación y los grandes aportes que, desde el inicio y ahora, vierten numerosos intelectuales latinoamericanos y de otros lugares, muchos de ellos exiliados políticos en ese entonces y avecindados por decisión propia ahora.
     Con el tiempo algunos egresados y muchos otros profesionales han cubierto los espacios dejados por aquellos maestros que regresaron a sus países de origen o que enfilaron por otros caminos para continuar su labor educativa en otras instituciones del país o del extranjero.
     Algunos de los maestros mencionados, aún permanecen en la planta de profesores del CELA, y a ellos se han adherido nuevos profesores, siendo algunos de ellos egresados del propio colegio. En suma la licenciatura en Estudios Latinoamericanos, ha recibido y recibe actualmente los beneficios de una significativa y profesional Planta docente.
Coordinaciones del CELA
     La primera gestión de coordinación del CELA la desempeño el Dr. Ignacio Díaz Ruiz. Luego de éste, ha fungido como coordinadores varios profesores, algunos mexicanos y otros latinoamericanos: Los coordinadores han sido: Ignacio Sosa, Norma de los Ríos, Mario Miranda Pacheco (Bolivia), Horacio Cerutti (Argentina), Ricardo Melgar (Perú), Gustavo Vargas (Colombia) y, actualmente José Antonio Matesanz.
     Aunque en ningún egresado del colegio ha estado como coordinador sí han desempeñado temporalmente sus funciones y también en la Secretaría Académica y como Técnicos académicos del CELA.

_______________________________
1 “Entrevista con el Doctor Leopoldo Zea” en Boletín de Filosofía y Letras, UNAM, año 3, No. 5, septiembre- octubre , México. 1977, p., 40
2 Ibidem.
3 Zea, Leopoldo: “Sentido y alcance delos Estudios Latinoamericanos” en Boletín de Filosofía y Letras, UNAM, No. 2, enero marzo, México, 1987, p.,12
4 Ibidem.
5 Boletín de la Facultad de Filosofía y Letras, Año III, noviembre – diciembre, México, 1977, p., 46
6 Entrevista con el Dr. Leopoldo Zea, Loc. Cit. P., 40
7 “Plan de Estudios de la Licenciatura en Estudios Latinoamericanos” en Boletín de la facultad de Filosofía y Letras, año III, No. 5, Septiembre-octubre, México, 1975, p.,4243
8 Facultad de Filosofía y Letras. Organización académica 1977, UNAM, Secretaria de la rectoria, Dirección General de Orientación Vocacional, México 1977, p., 84-85
9 “Plan de estudios para la Licenciatura en Estudios Latinoamericanos” en Boletín…, p., 45

Tomado de:
“América Latina en Multimedia”, Disco compacto incluido en
José Antonio Matesanz, Roberto Machuca y Guadalupe Rodríguez de Ita
Plan de Estudios de la Licenciatura en Estudios Latinoamericanos
Facultad de Filosofía y Letras – UNAM
México, 2004
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Logotipo del Colegio de Estudios Latinoamericanos premiado el 4 de septiembre del 2012 en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

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